frases célebres

lunes, 12 de abril de 2010

Carta al presidente


Estimado presidente: ya son ochocientos días los que llevo encerrado aquí, entre sofás, televisores, microondas, cadenas de música y ordenadores. Encarcelado entre la puerta de la calle y la puerta del patio. Aprisionado entre pesimistas ideas, y pensamientos suicidas.

Si la vida debe ser injusta con alguien, sabe muy bien cuáles son los entresijos de uno de los más destructivos castigos que debe usar en ese caso. Peor incluso que la privación de libertad, donde al menos no te faltan los objetivos y las ilusiones, que es salir como sea de aquel infierno. Pero es mucho peor cuando no hay juez que te encierre ni funcionarios que te vigilen. Es mucho peor cuando, por mucho que lo necesites, no encuentres lugar alguno donde ser útil y ser remunerado por tus servicios, y como consecuencia tienes que aprender a vivir entre unas cuatro paredes que te son sumamente conocidas pero te ahogan hasta la asfixia. Es mucho peor cuando tu estatus social pierde todos los valores que una vez te ganaste, y tienes que pasear con los bolsillos rotos y la cabeza gacha. Es mucho peor cuando tu propio valor como persona se limita a esperar la solidaridad de tu familia yla limosna de los conocidos. Es peor cuando dejas de creer en todo y no puedes acceder a nada. Cuando te derrumbas entre lágrimas de impotencia y de incomprensión. ¿Cómo fue que antes fuiste solidario, extrovertido y alegre, y ahora sólo lloras entre las amargas sábanas que te escuece el alma?

Antes creía en la política y en una fuerza creadora que vela por los verdaderos intereses de cada ser vivo. Antes creía en que teníamos que sufrir para poder después valorar el goce que vendrá después del sufrimiento. Ahora veo que cada cual quiere cubrir sus propios intereses y el que venga atrás que arree, veo que dios, si es que existe, se ha olvidado de las plegarias de unas criaturas creadas en un momento pasado donde reinaba el aburrimiento, veo que la vida tiene un ochenta por ciento de sufrimiento y un veinte por ciento de felicidad porque nos empeñamos en creer que existe.

Señor Zapatero, espero que entienda el tono de mi escrito. Me sería más agradable escribirle en otras circunstancias, pero es ésta, la que vivo, la que usted mismo no sabe poner fin, la que me lleva a enviarle esta misiva. No sé si España le importa algo, ni siquiera sé si es usted una buena persona. Lo que sí tengo claro, es que cuatro millones de personas necesitamos una vía resolutiva y auténtica. Necesitamos que deje de sobornar nuestro silencio con subsidios mensuales que se gasta su hijo y una noche, y cree puestos de trabajo dignos. Necesitamos que deje de sobreproteger a los bancos y que salve la vida a los ciudadanos que son los que le pagan. Deje de intentar explicar su fracaso con amañadas estadísticas, y sea siempre íntegro y honesto. Deje de creer que es dios todopoderoso y entienda que sólo es un representante del pueblo. No se llene los bolsillos con dinero del pueblo, y haga algo de lo que se sienta orgulloso sus hijos mañana. Porque está muy bien decir que el el presidente del país, pero ¿Cómo explicará mañana que fue el presidente que envió al país a la más absoluta ruina?

Si alguna vez creíste en un sueño, por tu propio bien no despiertes; en la actualidad ya te lo robaron los poderosos, auténticos dioses de nuestro momento.

No hay comentarios: