frases célebres

miércoles, 5 de mayo de 2010

Capítulos de la Historia Universal

Episodio I
La noche de los cristales rotos
(Este capítulo está basado en el testimonio real de Dora Unger)


Dora tenía ocho años. Era una feliz niña judía que vivía en Essen, Alemania, junto a sus padres, hermano, sus tíos y dos primos en la casa familiar de su abuelo. Todo en su vida era normal, jugaba con sus amigas, estudiaba en el colegio de una organización juvenil religiosa y sus padres tenían un próspero negocio en las céntricas calles de la ciudad. Iba regularmente a la piscina municipal donde le enseñaban natación como al resto de la población.  En Octubre de mil novecientos treinta y ocho, una maestra se le acerca con lágrimas en los ojos diciéndole que ahora está prohibida la entrada a los judíos.


9 de noviembre de 1938. 00:30h. de la madrugada.
Dora duerme apacible, junto a sus primos, cuando el sonido de varios impactos y golpes provenientes de la ventana la despiertan. Asustada, se levanta y acude al cuarto de sus padres, pero no encuentra a nadie. El pánico se apodera de ella y comienza a gritar. No transcurre más de varios segundos cuando su madre aparece por la puerta, indicándole que no hiciera ruido. No entiende nada. Su progenitora le ordena que vuelva con sus primos. Ella no quiere, tiene miedo. Su madre, entendiendo que el miedo no se puede controlar, accede a que Dora se reúna con los adultos en el salón de la casa. Fuera se sigue escuchando un gran estruendo, los golpes se mezclan con gritos de súplica. La tía llora en los brazos de su marido y su padre  se mantiene alerta junto al alféizar de la ventana. De repente, se escuchan varios golpes en la puerta que da a la calle. Un gran vuelco al corazón sienten todos los integrantes de la familia. Los golpes se vuelven cada vez más intensos. Dora se dirige hacia su padre para preguntarle por qué golpean la puesta de esa forma, cuando un hacha surca desde la ventana a gran velocidad hacia el interior de la vivienda. Dora cae al suelo. Sus padres, que estaban atentos a la puerta, corren hacia Dora al verla que yacía inerte. El hacha le había golpeado la cabeza. En ese instante se abre la puerta bruscamente. Varios soldados de la SS entran en la casa y mientras dos vigila a los recién encontrados, otros dos buscan por el resto de la casa. La madre de Dora abraza llorando a su hija, buscando con la mirada la probable sangre de la niña. No la encontró, por fortuna el hacha le había impactado por la parte del mango, su hija sólo estaba traspuesta. Los soldados alemanes volvían con los primos de Dora. Uno de los niños rompió a llorar y un soldado lo golpea con la culata de su rifle Mauser.


 1940-45: "En Ámsterdam, como refugiados, mis padres no tenían permitido trabajar y no nos podían mantener a mí ni a mi hermano. Una organización de ayuda judía me mandó a Buergerweeshuis, un orfanato donde había 80 niños refugiados judíos. Justo después de que los alemanes invadieran los Países Bajos en mayo de 1940, "Mama Wysmueller", una danesa que trabajaba para rescatar a miles de niños consiguiéndoles pasajes a Inglaterra, vino y nos dijo a todos que nos vistiéramos. Fuimos trasladados en autobús hasta un muelle y nos pusieron en el barco Bodengraven."





Dora pasó el resto de la guerra en Inglaterra. Sus padres y su hermano murieron en los campos de Sobibor y Auschwitz. Dora emigró a Israel en 1946.


Un nuevo episodio del inconcebible horror nazi. Una nueva forma de recordar algo que no se debe repetir jamás.

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