frases célebres

viernes, 9 de abril de 2010

El amor, una herramienta de la evolución


El amor, ese bicho que nos corroe por dentro y nos obliga a hacer la más variopintas estupideces. Hasta el más duro e inhóspito de los hombres, cae fulminado por los efectos de este singular virus. Y lo llamo así porque es tan necesario y tan dañino como cualquier virus o bacteria. El amor, esa ola, tempestuosa e inesperada, que todo lo anega y todo lo desvirtúa. Una ola que destruye todos los muros que dilapidan el corazón para saciarlo, siempre en dosis controlada; de una droga que lo convierte en esclavo. El amor, esa sopa que a de ser tomada a grandes bocanada para provocar que te abrase las entrañas. Ese contrato sin palabras, colmo de la ridiculez y del desacierto del romántico empedernido. Esa quemazón que te pide a gritos que te envuelvas en histriónica locura y oscuras instigaciones. Ese medicamento contra la soledad, con incipientes efectos secundarios. Ese eterno incomprendido, confundido siempre con el verbo follar. Ese sentimiento que por mucho que se empeñen, los que todo tienen que etiquetarlo, siempre seguirá demostrando que él no entiende de razas, religiones, políticas o sexos. Que le importa poco hacer entrar en su juego a primos, amigos, vecinos o seleccionar sólo a los que usen bragas !Vaya tortilla!

Sí, el amor es un batiburrillo de sentimientos que enaltece a los valientes, pero los vuelve frágiles locos que rezuman contradicción y ansiedad.

¿Pero qué es realmente el amor? ¿Para qué sirve? ¿Quién lo creó? Si fue un dios, con qué motivo?
De eso precisamente quería hablarles hoy. Me gustaría despejarle algunas dudas y darles algunos polémicos razonamientos. Pues bien, comencemos. Y hagámoslo lógicamente por el principio:

En un principio era la naturaleza. En ella vivían plácidamente la fauna y la flora en perfecta simbiosis. Cada pequeño o gran animal tenía claro que no era bueno para él saltarse las reglas, y cada pequeño o gran ser vegetal sabía claramente cuál era su lugar y su misión en la tierra. Apareció el hombre y lo jodió todo. Perdón, lo he resumido mucho. Volvamos un poco hacia atrás.

Motivado por una serie de fenómenos atmosféricos, gracias a la cantidad de oxígenos que propagaban las células que se hallaban en el océano, se hizo posible la primera vida en la tierra. Pero esa vida se resumía a los seres unicelulares. Pero, y esto es importante, la evolución comenzó a trabajar para la vida y todo comenzó a cambiar. Esas mismas células empezaron a reproducirse por medio de la división celular. En vez de haber una célula, ahora había dos células exactamente iguales, cuatro células iguales, ocho células iguales. Se había cumplido de esta forma la primera ley de todo bicho viviente; hacerse inmortal. Si es imposible que una célula viva eternamente...si es imposible que un perro viva eternamente...si es imposible que un árbol, un oso, un pez, o un hombre viva eternamente; pues se reproduce y aunque él no sería inmortal, sí lo sería su especie. ¿Van cogiendo la onda?

Vale, pues ya hemos conseguido no morir como especie. Pero resulta que hay un problema; si una especie no evoluciona, muere tarde o temprano. ¿Por qué? ¿Qué es realmente la evolución? La evolución no es otra cosa que una herramienta que te permite adaptarte a un medio ambiente, que te rodea, siempre cambiante. Ejemplo; Si eres un oso que vive de las grandes presas y de pescados, pero ahora, por causa de un cataclismo, te encuentras en un lugar que ni hay grandes presas ni peces ¿Qué haces? O aprendes a vivir en el sitio que te ha tocado, o mueres de hambre. Por eso el oso evolucionó en un oso hormiguero. Para eso existe la evolución. Pues bien, sigamos con la explicación de qué es el amor.

Hasta ahora hemos aprendido a reproducirnos para no morir como especie. Y estamos empezando a evolucionar para adaptarnos a los cambios que se producen en nuestro entorno. Ahora llega el hombre. No, todavía no jode nada más que las mujeres que hayan por allí. Es a partir de unos cuantos de miles de años cuando empiezan a estropearlo todo.

La evolución, al igual que haría con el resto de los animales y plantas, graba en nuestra cadena de ADN una serie de actitudes. Al hombre, más fuerte y vigoroso que la mujer, le graba la actitud del deseo de cazar y de las ganas de aventura. A la mujer, más frágil en apariencia, le graba la actitud maternal y observadora, entre otros muchos !claro! Pero hubo un problema, los niños que tenían las mujeres se morían la inmensa mayoría por desnutrición. El hombre estaba demasiado obcecado con su trabajo de cazador y descuidaba sus atenciones con el bebé. La simple reproducción, que había funcionado con algunos animales, parecía no funcionar con la mayoría de los mamíferos. Entonces la evolución creó una poderosa arma para combatir la excesiva mortalidad de los humanitos, el vínculo afectivo o amor.

Era sólo a través del amor como el hombre desearía siempre a la misma mujer y se comprometería con los hijos que le diera. De esta forma estaría ya completa las funciones de cada uno; el hombre, desde el principio de los tiempos, tiene grabado en la cadena de ADN el instinto de reproductor, necesita imperiosamente desperdigar su semen por doquier para garantizar uno de los fundamentos de la vida: la reproducción. La mujer contiene en su ADN el instinto fraternal y el ser excesivamente selectiva. Tiene que ser así. La mujer podrá quedarse embarazada como mucho unas veinte o treinta veces en su vida, en cada embarazo se deteriora su organismo un poco más. Es por eso por lo que seleccionará bien a su semental para que sus criaturas salgan cada vez más guapos, más altos, más inteligentes, más activos, con más posibilidades de resolver los conflictos de la vida. Y de esta forma se resolverá el segundo de los fundamentos de la vida; evolucionar como especie.

De esta forma surgió el amor. Quiero advertir que no es una teoría mía ni un cuento para adultos. Este artículo es básicamente científico. Es la base de una teoría avalada por un significativo número de científicos. Lo único que hice fue darle un aspecto nuevo y adaptarla a un público general. Para que una vez halláis leído el artículo, tengáis claro que no merece la pena tomárselo tan en serio y saber que sólo es una valiosa arma de la evolución. Que morir por amor no es una causa tan razonable. Que matar por amor no tiene sentido. Y que, en definitiva, lo que tenemos que hacer es disfrutar con él y no amargarnos la existencia.

!Ah! la única forma de saber si os gustan mis artículos o de saber qué temas os gustaría que tratara, es a través de vuestros comentarios. Ellos son el termómetro de un blog que acaba de nacer y que tiene vocación de ser un servicio publico. Muchas gracias.

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