frases célebres

viernes, 23 de abril de 2010

El holocausto de los españoles




La fábrica de muerte.

El dieciocho de diciembre de 1942, en una entrevista privada entre Hitler y el jefe de la SS; Himmler, se habló por primera vez de buscar una solución para exterminar a todos los judíos de Europa. Sería un antecedente fatídico, de esa Solución Final que convirtió a Centroeuropa en un una auténtica fábrica de muerte. Con una imperturbable frialdad, decidieron la muerte de cerca de seis millones de personas. Una cifra escalofriante, que no dudaron en perpetrar con saña y sin la más mínima conciencia.

La Solución Final al tema de los judíos.

La ley antisemita ya estaba teniendo sus primeros frutos y los judíos estaban confinados en guetos. En ellos, su principal preocupación era trabajar, de lo contrario peligraría sus vidas. Pero familias enteras fueron fragmentadas, separando a las parejas, a los hijos de los padres y a los hermanos para rendir más en las improvisadas fábricas, que servían de punto logístico a la guerra impuesta por el Führer. Pero en cuanto fue impuesta la Solución Final al tema de los judíos, los trenes iban atestados de personas con destino a los campos de concentración o de exterminio. Ahora sí que, cada miembro familiar, tenía que arreglárselas por su cuenta para sobrevivir. Los niños, alertados por compañeros de celda, veían cómo llevaban a sus madres a unas duchas que todos predecían como las puertas de la muerte, pues nunca más volvieron a ver a quienes se duchaban en aquellas mortíferas duchas, según manifestaban los mismos supervivientes de aquel holocausto.

Buscando colectivos para la exterminación.

Pero no fueron sólo los judíos el blanco de las salvajadas propiciadas por los nazis, cualquier colectivo que denotara una firme contraposición a la ideología nacionalsocialista, serían también ultrajados y asesinados en aquellos campos de muerte. Gitanos, homosexuales, presos políticos, discapacitados o delincuentes eran sometidos a las mismas vejaciones que los hebreos. Hasta miles de españoles, la mayoría republicanos que habían huido de la Guerra Civil por Francia, fueron deportados a un campo de concentración: Mathausen.

Trabajando para los nazis

Según los archivos de la SS, fueron siete mil trescientos españoles los inscritos en Mathausen como colectivo no deseable. Éstos, perdida la Guerra Civil y extasiados por la demoledora contienda, huyeron a Francia mientras se calmaban los ánimos en España. Pero Francia los acogió en campos de trabajo. Cuando Hitler tomó el país galo, los deportó a Alemania como personal de trabajo en Mathausen. Félix Estrada, superviviente de Mathausen, comenta que portaban piedras que pesaban media tonelada a la espalda, desde la cantera hasta la ubicación del recinto, teniendo que subir con un bloque de granito subiendo con el más de ciento ochenta escalones.

Formas de matar

Pero esto sólo sería el principio de una larga lista de exterminio y formas de exterminar. Utilizaron celdas de castigo de siete metros cuadrados donde abandonaban a los presos sin agua ni comida. Morían a razón de dos mil personas por semana por inanición. Los Flagelaban haciéndoles contar los veinticinco latigazos en alemán, si se equivocaban; comenzaban de nuevo. Les obligaban a permanecer desnudos en el patio, a menos de veinte grados bajo cero, rociándoles con agua fría durante más de tres horas. Lo utilizaban como experimentos médicos. Los desangraban para utilizar su sangre con los heridos de guerra. Practicaban fusilamientos como parte de una maquiavélica diversión. Los ahorcaban o les tiroteaban masivamente. Los rapaban y les asignaban un número, para que perdieran su personalidad. Los mismos supervivientes cuentan que hasta entre ellos había desconcierto en lo referente a sus identidades, y hasta sentían repugnancia de ellos mismos debido a la decrepitud de sus cuerpos.

El fin de la pesadilla

La liberación se realizó el cinco de mayo de 1945. Los españoles, que tenían el triángulo azul de los apátridas y una S de spanier en el centro, Franco nunca los reconoció como españoles, recibieron a los norteamericanos con una gran pancarta que decía: Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras. Gracias a una organización clandestina de españoles que conspiraron contra los nazis y a un fotógrafo llamado Francisco Boix, único testigo en los juicios de Núremberg, fueron ajusticiados algunos de los dirigentes de aquella matanza. Pero todavía viven muchos de aquellos nazis que asesinaron sin piedad ni arrepentimiento. Este artículo está diseñado para hacer memoria de uno de los capítulos más tétricos y salvajes de la historia humana. De la historia moderna, ya que sólo hace sesenta y cuatro años de aquel genocidio. Haciendo memoria para que nunca vuelva a repetirse.


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