frases célebres

viernes, 30 de abril de 2010

El perro, mi amigo fiel.

Perdona si hoy dedico este espacio a un perro, a mi perrita Tany. Sólo tenía dos meses y toda una vida perruna por delante. Esta mañana ha aparecido muerta al lado del cubo del agua. Mi pobre perrita, hace dos días que comenzó a vomitar, vomitaba cualquier cosa que se llevara a la boca, pero nunca le abandonó su cariño y respeto por sus amos. Cuando todavía estaba buena, dormía a los píes de mi cama, vigilando cualquier movimiento o cualquier ruido que amenazara la noche que nos acogía a toda la familia. Una familia formada por dos perritas y dos adolescentes gatos, mi mujer y un servidor. Mono, el menor de los gatos, era el compañero de juego de Tany. Siempre estaban ajetreados en un juego de poder que sólo ellos entienden. Pili, la perrita casi anciana, no le gustaba jugar con ella, se quejaba del abrupto temperamento de Tany. Pero es que sólo tenía dos meses, acababa de nacer como el que dice. La incipiente energía que brotaba por sus venas, tenía que ser desfogada de alguna forma. Todo en ella era energía.

Todavía recuerdo cómo, subida en el sofá, se avalanzaba sobre nuestras espaldas y comenzaba a hacernos cosquillas, consciente del buen rollo que creaba con su particular juego. Cuando le regañábamos, estaba empezando a comprender las normas del buen comportamiento, salía corriendo y agachando las oregitas te suplicaba con los ojos que la perdonara, que sólo se trataba de un pequeño lapsus. Jamás tiró de la correa cuando la sacábamos de paseo, y nunca dejó de obedecer con gusto las curiosas órdenes de los líderes de una manada tan especial.

¿Por qué llegamos a querer tanto a estos animales? ¿Cómo hemos llegado a romper las barreras entre mascota y dueño? ¿Son ellos capaces de querernos tanto como podemos llegar a quererlos nosotros? Estoy convencido que no son impasibles a lo que les sucede alrrededor. ¿Por qué sino ponen caras de gamberros cuando quieren arrancarnos una sonrisa, y sacan su cara de inocente ovejita que está a punto de ser degollada cuando les vamos a regañar? ¿Por qué se nos acercan cuando necesitamos cariño y nos huyen cuando estamos nerviosos? Yo, en lo más profundo de mi ser, creo que realmente nos entienden perfectamente, lo que ocurre es que se hacen los tontos porque saben que es la única forma de seguir siendo la peonza que nos mantiene equilibrados.

Toda una promesa ha dejado de serlo por culpa de un virus llamado parvovirosis. Un cruel enemigo del mundo canino que se engulle a su víctima en menos de tres o cuatro días. Muy poco se puede hacer cuando nuestras mascota es diasnocticada con esa maldita enfermedad. Lo cierto es que ni siquiera los veterinarios saben cómo combatir ese virus que ataca a los perros. La enfermedad se contagia a través de las heces de otros perros contaminados. Los principales objetivos del virus son los cachorros principalmete sin vacunar, auque también hay algunos adultos que se contagian. La vacuna contra la parvovirosis se le puede poner al cachorro a partir de los seis meses.

Mi perrita estuvo hasta casi el último minuto mirándome cabisbaja, como si quisiera decirme que su recorrido junto a mí había terminado. Sé que le dolía más el tener que abandonarme, que los dolores que le pudieran producirle la enfermedad. Ahora duerme en paz, nada ya le angustia. Era mi gran promesa, ahora será para siempre mi gran recuerdo.

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